19 | 03 | 2024

El Socialismo-comunismo, tarea inaplazable de la clase obrera, la juventud trabajadora, la mujer trabajadora.

 

 

El 24 de Diciembre de 1991, hace veinte años, la bandera roja de la hoz y el martillo fue arriada del Kremlin, en Moscú. Se cumplen 20 años del triunfo temporal de la contrarrevolución en la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS). En los años 1989-1991, con la derrota temporal en el campo socialista, los ideólogos burgueses proclamaron la “superioridad” del capitalismo, el fin de la historia y de las ideologías. Este era el mejor de los mundos posibles, la democracia burguesa y el mercado eran los límites insuperables y eternos a los cuales había llegado la humanidad. Cualquier pensamiento que desafiara estas posiciones se declaraba obsoleto y atrasado. Ni una palabra de la liberación de los países coloniales, ni una palabra del sacrificio de 20 millones de ciudadanos soviéticos para acabar con el nazi-fascismo, ni una palabra de los grandes avances.


Tras la derrota de la URSS y el derrocamiento del socialismo en la mayoría de los países que habían iniciado la edificación del socialismo en el siglo XX se nos prometió una era donde el mercado traería paz y prosperidad a todas las clases, y a todo el globo. Se había acabado el enfrentamiento entre los obreros y los capitalistas. Se había acabado el enfrentamiento entre los Estados en la cúspide de la pirámide imperialista, y entre estos y los países con atraso en su desarrollo.


Nada está más alejado de la realidad que el resultado concreto de las engañosas promesas de los imperialistas. Nada de paz y nada de prosperidad para los pueblos, aunque la lista es enorme bastará mencionar esos dos horrorosos aspectos de la barbarie que ha traído la contrarrevolución.

Los costos de la contrarrevolución


A) La guerra ha continuado como fenómeno inherente al capitalismo.

Los monopolios acumulan convirtiendo su ganancia en nuevo capital. Cuando inevitablemente encuentra dificultades para hacer esto buscan opciones para darle salida a su capital. Entre ellas la guerra es, en su lógica, una de las mejores opciones. Con ella pueden acceder a lucrativos contratos de reconstrucción. Pueden despojar del petróleo, el gas, los minerales, la pesca, el agua y otros recursos a los pueblos que masacran. Pueden dictar condiciones ventajosas de acceso al mercado del vencido. Pueden continuar acumulando ganancias redirigiendo sus inversiones a la industria armamentística, etc.


La guerra continúa para satisfacer los planes de los imperialistas, la única diferencia es que ahora no se le opone ni la frena la URSS ni ningún poder-estatal obrero. Sin la URSS, la ONU y el derecho internacional se han vuelto una pálida y retorcida sombra de lo que fueron. La OTAN prácticamente avisa a la ONU de sus intervenciones. Independientemente de si los votos le favorecen o no, lleva a cabo sus intervenciones y agresiones.


Desde el triunfo temporal de la contrarrevolución en la URSS los imperialistas han impunemente llevado a cabo aventuras militares de diversa intensidad en: Yugoslavia, Bosnia, Kosovo, Líbano, Chad, República Centroafricana, Yemen, Costa de Marfil, Guinea Bissau, Guinea, Somalia, Ruanda, Mali, Indonesia, Pakistán, Venezuela, Honduras, Kenia, Chechenia, la región de Osetia y del Kurdistán, Níger, Marruecos, Mauritania, Tailandia, Uganda, Filipinas, Colombia, Sudán, República Democrática del Congo, Palestina, Etiopía, Eritrea, Afganistán, Irak, Siria, Libia, etc. Las mencionadas guerras han causado en los últimos 20 años, según cálculos moderados, alrededor de 5 millones y medio de muertes directamente. La guerra de Irak por sí sola ha ocasionado en una década por lo menos 1 millón de muertos y más de 3 millones de desplazados.


La maquinaria de guerra sigue desarrollándose. Además de la OTAN, otros centros imperialistas, y estados-miembro de dicha coalición por su cuenta, aumentan año con año sus presupuestos militares. Por ejemplo los SEAL, las fuerzas especiales de la marina estadounidense, han sextuplicado su presupuesto en 5 años y ahora intervienen en 120 países, esto es un 60% de los países del mundo, entre ellos México.


Rusia, China, India, Irán, Francia, Alemania, Inglaterra, los Estados Unidos, Brasil, Sudáfrica, Japón, Israel, etc., todos los países que ocupan posiciones prominentes en la pirámide imperialista participan de nuevo en una carrera militarista. Esto lo podemos ver en el desarrollo de los aviones no-tripulados “drones”, los caza-bombarderos de cuarta y quinta generación, las bombas isobáricas, los cohetes de precisión, las llamadas municiones y obuses inteligentes, las armas electrónicas, la guerra cibernética, los modernos y más veloces misiles intercontinentales, etc.


Los centros imperialistas pelean por los recursos y los mercados. No es alejado de la realidad alertar sobre las posibilidades de guerras inter-imperialistas en escenarios como Irán, la península coreana, el mar de China, el Cáucaso, el cuerno de África, regiones del Mediterráneo, etc.


B) El mercado no trajo ni puede traer prosperidad, en cambio ha reforzado la explotación.

La derrota temporal significó en lo inmediato la apertura de nuevos mercados para el capitalismo. Lo que antes era una conquista del pueblo, un derecho de la clase obrera, se volvía ahora mercancía y había que extraerle ganancias para los monopolios.


Por ejemplo la salud y la seguridad social que fueron desmanteladas. Las propias fábricas, antes propiedad del Estado obrero y que aseguraban a cualquier ciudadano soviético el derecho al trabajo, ahora eran propiedad privada de los capitalistas y con ellas dispusieron de la fuerza de trabajo en la cantidad, duración y modalidad que mejor les convenía.


Entre el desempleo y el hundimiento de la protección social la mortalidad se elevó en pocos años en un 18% en Rusia. Por ejemplo, desde que los programas del FMI se implementan en Rusia cada año los casos de tuberculosis se incrementan en un 4%. En función de estos solos datos la política de privatizaciones masivas y entrega a los monopolios en los países de Europa del Este y Rusia supuso en sus primeros años, de manera directa, la muerte de más de 3 millones de personas.


Pero las consecuencias de la contrarrevolución rebasan al momento de reestructuración y rebasan a Rusia. Pesan sobre toda la clase obrera y su peso es cada vez más sofocante.


Sin la presión que suponía la URSS la burguesía se ve menos inclinada a temer que sus medidas bárbaras despierten algún rechazo violento de parte de la clase obrera, y se sienten confiados de poder aplastar cualquier resistencia sin temor a represalias serias.


Desde ese momento comenzaron a liquidarse todas las conquistas y derechos de los trabajadores y de los pueblos. Se liquida la seguridad social, la educación, la salud, los bienes y servicios públicos, el trabajo infantil aumenta exponencialmente, etc. Miles de formas de despellejarnos que son profundizadas con la crisis. Se trata de sacrificar a todo y a todos en nombre de las ganancias del capital.


De las bondades del triunfo temporal del mercado dan cuenta algunas cifras de la FAO: 25.000 personas mueren todos los días en el mundo como consecuencia del hambre y la pobreza, seis millones de niños menores de cinco años, mueren de hambre cada año. Sería necesaria una inversión inicial de 24 mil millones de dólares para salvar esta porción de la humanidad de una muerte lenta y dolorosa. Los países de Sudamérica gastan el triple de esa cantidad en armamentos, ya no mencionemos el gasto anual de los EEUU.


Ni siquiera puede presumirnos el capitalismo la supuesta identidad entre mercado y democracia. No solo se cancelan los derechos laborales y los ingresos del pueblo sino que se cancelan los derechos democráticos de los obreros. Las huelgas son aplastadas bajo la bota militar y policiaca, las ideas que cuestionan el poder de los monopolios son criminalizadas, las organizaciones obreras y comunistas son ilegalizadas, etc.


Estos son algunos de los costos que los pueblos están pagado por la contrarrevolución. Podemos afirmar que la existencia de la Unión Soviética y del campo socialista, la existencia de un poderoso movimiento comunista internacional eran las precondiciones para que la burguesía hiciera las concesiones que durante años el movimiento obrero le pudo arrebatar en los países capitalistas.


Si, se sabe que es algo serio y que entraña peligros que los esclavos asalariados enfrenten a sus amos, pero como se ve es más peligroso dejar de hacerlo.

Los escombros del Muro de Berlín

Hay un reclamo, una exigencia para que los comunistas den entonces una explicación al porque de la derrota temporal de la URSS. Nadie está dispuesto a creernos ni media palabra si no podemos dar cuenta de nuestras derrotas.


Hay quienes afirman que la Unión Soviética se “derrumbó”, que colapsó por fallas inherentes. Hay quienes culpan a individuos, a traiciones individuales o de grupo. Hay quienes para salvar la idea del socialismo desechan la realidad del socialismo, diciendo que nunca ha existido y que lo existió siempre fue una deformación, etc.


A nosotros nos parece que ninguna de esas explicaciones es satisfactoria, que ninguna de esas explicaciones es científica. Ni permiten extraer lecciones ni dan claves a los obreros para superar la derrota temporal. Ante ello afirmamos lo siguiente:


1) El socialismo es una primera etapa de la formación socio-económica comunista. No es una etapa independiente con relación al comunismo, sino que se trata del comunismo inmaduro. Aquí la producción se dirige a satisfacer las necesidades sociales y no a generar ganancias para los capitalistas. Los capitalistas no son ya dueños de los grandes medios de producción concentrados, sino que estos son propiedad de la sociedad y están bajo control de los obreros, que ahora son productores libres. Sin embargo aún se mantienen formas de propiedad individual o de grupo, no se hallan suficientemente desarrolladas las relaciones de producción y distribución comunistas, y persisten algunas desigualdades. En la medida que estos rasgos son superados se maduran las condiciones para el comunismo en su fase avanzada.


2) La construcción socialista es un proceso ininterrumpido que inicia con la toma del poder por la clase obrera. Mientras dure la construcción socialista es posible que se retroceda y se regrese al capitalismo, como resultado de una derrota temporal en la lucha por el pleno desarrollo de las nuevas relaciones comunistas contra los vestigios de las viejas relaciones capitalistas.


3) El comunismo como teoría científica de la revolución, como movimiento internacional organizado, como fuerza política radical de la clase obrera lleva más de siglo y medio existiendo.


No es una moda intelectual. Mientras otras corrientes o posiciones políticas se extinguen en periodos breves, el movimiento comunista permanece. Y esto pese a los ataques para acabar al movimiento comunista. La burguesía ha intentado en momentos exterminar a todo marxista, sin éxito. Pues aún si no existe un comunista anterior directo a nosotros al conocer mediante textos la teoría del socialismo científico y al sufrir en carne propia la explotación surgimos y nos organizamos para acabar con el orden burgués.


4) La clase obrera triunfó en una revolución y logró tomar el poder estatal en Rusia. Se unió a sus hermanos y los pueblos de otros países aledaños y fundó la URSS. Tras sostener una dura lucha por acabar con el obstinado terror de los antiguos patrones y por pactar una paz que terminará con la primera guerra mundial, comenzó con la edificación socialista. Utilizó los atrasados medios que había dejado tras de sí el capitalismo en el país.


5) El triunfo de la Revolución Rusa fue un triunfo de la humanidad entera. Con ella se paralizó la mano de los agresores imperialistas durante las guerras mundiales. El país de los obreros sin patrones logró sacar del atraso a decenas de millones de seres humanos.


Como ejemplo podemos mencionar que de 1913 a 1963 (y pese a las invasiones, la guerra civil, la sequía y otras calamidades) la economía creció 52 veces, mientras que la economía de los Estados Unidos en el mismo periodo creció menos de seis veces y Gran Bretaña apenas si duplicó su producción. La esperanza de vida se duplicó y la mortalidad infantil se redujo en nueve veces. El número de técnicos se multiplicó por 55. Entre 1945 y 1964 el ingreso nacional creció en un 570%. Los alquileres de casas estaban fijados al 6% de los ingresos mensuales. En este mismo periodo los destacados deportistas, artistas y científicos salidos del seno de las clases humildes transformaron el país en la segunda potencia mundial (De hecho para 1963 contaba con más científicos que Estados Unidos y Japón juntos). De un país donde la mayoría de la población era analfabeta, mísera y atada al campo sin técnica, la URSS se volvió el país en conquistar primero al espacio.


6) El socialismo inicia con la socialización de los grandes medios de producción concentrados, sin embargo el comunismo apunta a eliminar no solo la gran propiedad sino todas las formas de propiedad privada o grupal. El grado en el cual se va avanzando en esto viene determinado por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas bajo el socialismo. Cada avance en las fuerzas productivas debe revolucionar las relaciones sociales, cuando estas relaciones se rezagan o aún adoptan formas más atrasadas la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción se agudiza. Sobre esta base las contradicciones y diferenciaciones aún existentes se tensan hasta devenir en una lucha de clases.


7) Dichos choques se produjeron en la URSS. Para resolver estos choques (entre la ciudad y el campo, la producción agrícola e industrial, la gran producción socializada y la pequeña propiedad que aún permanece, etc.) es necesario fusionar a los pequeños productores para que puedan utilizar las grandes extensiones de tierra, la mecanización y otros medios técnicos-científicos, que los integren y los hagan beneficiarios del desarrollo del comunismo.


Éste es en el fondo el verdadero muro con el que topó la experiencia de construcción socialista en la URSS y en otros países. El muro de la pequeña propiedad, la circulación de mercancías, la producción de formas de valor. Formas que surgen de manera espontánea en nuestra sociedad y que aún surgían en ciertas regiones y ciertos sectores de la economía soviética. Formas que potencialmente se pueden desarrollar más.


El problema real es el de la transición del socialismo al comunismo, a la forma superior, que no se pudo resolver. Esto es lo que no contestaba el cuento engañabobos de un “señor malo” que dio al traste con la URSS. Parece ser que el problema no fue la dictadura de la clase obrera, sino la falta de la misma. Que se toleró demasiado tiempo y en demasiada extensión la actividad de las capas de pequeños propietarios por parte de los obreros organizados.


8) Hasta la Segunda Guerra Mundial, se creó la base de una nueva sociedad: la producción socialista basada en la planificación centralizada, las relaciones capitalistas fueron abolidas. La lucha de clases para abolir a los explotadores se llevaba a cabo con éxito, se obtenían impresionantes resultados en cuanto al crecimiento de la prosperidad social.


La Segunda Guerra Mundial, sin embargo, supuso una gran destrucción para la Unión Soviética, así como una inmensa pérdida de dirigentes y revolucionarios experimentados. En cambio el imperialismo, ahí donde no sufrió la guerra en su territorio, usó la guerra para salir de la crisis económica de los 1930’s. Por ejemplo en los Estados Unidos.


9) Durante el periodo siguiente a las guerras mundiales el imperialismo tuvo que maniobrar para evitar su derrocamiento a escala global. Ya en la primera guerra los obreros habían roto la cadena, el eslabón más débil, en Rusia, al finalizar la Segunda Guerra una tercera parte de la población mundial vivía ya en países que iniciaban la construcción del socialismo. Esto alarmó profundamente a la burguesía.


Se optó por una manera de gestión del capitalismo que funcionara como valladar ante la perspectiva de una revolución socialista. A esto se le conoció como Keynesianismo. Se trataba de aumentar los sueldos, dar prestaciones y créditos, conceder el seguro social, la atención médica y las pensiones, fomentar el consumo, facilitar la vivienda, tolerar los sindicatos, etc. En suma se trataba de mostrar que bajo el capitalismo la clase obrera también podía mejorar sus condiciones.


Esto siempre tuvo un carácter temporal y buscaba debilitar a la clase obrera al largo plazo. Una vez que consideró a esta debilitada y desorganizada pasó a desmantelar todo vestigio de esta forma de gestión. Al final los costos de mantener dichas concesiones le fueron transferidos con intereses a las actuales generaciones de trabajadores. Ninguna forma de gestión del capitalismo supone una salida favorable para nosotros.


10) Después de la Segunda Guerra Mundial, la construcción socialista entró a una nueva fase. La lucha que se libraba al interior del Partido Comunista de la Unión Soviética se consolidó entonces con un vuelco negativo y comenzó a perder gradualmente sus características revolucionarias. Múltiples factores internos y externos fortalecieron esta tendencia.


En ese choque entre las atrasadas relaciones de producción capitalistas que sobrevivían y las nuevas fuerzas productivas socialistas ganaron las primeras. La nueva dirección de la Unión Soviética, después de 1953, expresaba dichos intereses y les dio más espacio.


El choque era cada vez peor y el terreno cedido era cada vez mayor. Había problemas para satisfacer las demandas sociales y mantener al mismo tiempo un aparato de defensa frente a las muchas provocaciones de los imperialistas. En el mismo aparato de poder estatal se desplazaba cada vez más a los obreros.


Ya en la década de los 1980’s, con la Perestroika, el oportunismo se desarrolló hasta convertirse en una fuerza contrarrevolucionaria.

Una vez que el choque entre las nuevas fuerzas productivas y las atrasadas y crecientes relaciones de mercado se traducía en insatisfacciones para el pueblo soviético el imperialismo intervino de manera decidida. Lo mismo compró secciones dirigentes de los Partidos Comunistas que provenían de capas no obreras, como promovió y financió la alianza y actividad de organizaciones fascistas y ultra-religiosas al interior de los países comunistas. Posteriormente nos presentaría todo como un movimiento “espontáneo” que buscaba “la libertad y la democracia”.


Las fuerzas comunistas que reaccionaron en la fase final de traición, no lograron exponerlo y organizar la reacción revolucionara de la clase obrera a tiempo.


11) Los eventos de 1989-1991 los caracterizamos como una derrota temporal, como la realización plena de una contrarrevolución, como el derrocamiento de la construcción socialista y como un retroceso de la sociedad en los países socialistas y del conjunto del género humano.


Existen tales regresiones en la historia, que jamás avanza en una suave y recta línea. La misma burguesía, la clase social que actualmente domina a México y al Mundo tardo cientos de años en consolidarse, avanzó con victorias y sangrientas derrotas hasta desplazar a los antiguos terratenientes y señores feudales.


12) Aún existen explotados y explotadores, la contradicción entre la clase obrera y la burguesía no ha sido resuelta por el retroceso temporal del socialismo. Más aún, este conflicto se agrava día a día con el asalto bárbaro del capital contra los trabajadores y los pueblos.


La interrupción temporal del socialismo en la URSS y el campo socialista forma parte precisamente de esta ofensiva de largo aliento contra la clase obrera. La ofensiva de la burguesía busca lograr un mundo sin trabajo organizado, es decir un mundo donde no exista el poder obrero, los partidos obreros, los sindicatos o cualquier forma mínima de resistencia a sus designios. Previo a los acontecimientos que describimos ya se había visto el golpe de estado de Pinochet en Chile contra el gobierno de Salvador Allende. El impulso a la contrarrevolución a la URSS era en este aspecto una necesidad para generalizar esta ofensiva a todo el mundo.


La URSS es una experiencia indeleble sin embargo. Junto con la Comuna de París permite extraer lecciones muy valiosas para los obreros. Demuestra en primer lugar que el comunismo es una posibilidad demostrada en la realidad. Los obreros pueden ponerse al frente de la sociedad, pueden organizarse y vivir sin el terror de los patrones. De hecho nos es una cuestión de voluntad, el capitalismo mismo no deja otra alternativa la humanidad, o bien socialismo o bien barbarie.


Sobre este proceso el Partido Comunista de México aporta datos en los cuales respalda sus argumentos, más elementos e información pueden ser halladas en sus Tesis.


Volver al futuro

Un último punto a mencionar es que la derrota temporal en los países socialistas y el movimiento comunista internacional no cambia el carácter de la época. La época está caracterizada por la fase final del capitalismo y la transición de la humanidad al comunismo, el siglo XXI será uno de nuevos levantamientos y revoluciones sociales. Las luchas por reivindicaciones y concesiones temporales, aunque son necesarias, no resuelven de manera realista las contradicciones enfrentadas por la sociedad, la única e inevitable salida sigue siendo la perspectiva de una revolución socialista.


Los obreros del mundo pagan hoy día los costos de la crisis. Mediante su sacrificio a la hambruna y a la miseria, mediante jornadas más largas, mediante el alza de todos los precios, mediante los impuestos, las deudas y los recortes. ¿Para qué? ¿En nombre de qué? Todo esto se traduce en billones de dólares entregados a las ganancias de los banqueros, a los grupos financieros y los grandes industriales, al capital monopolista. Pero ni con esto es suficiente. El capitalismo nos pedirá más y más sacrificios y no hallará salida a la crisis.


El comunismo si puede sobre la base del desarrollo de las fuerzas productivas liquidar las condiciones ominosas que mantienen a millones en la hambruna, en condiciones insalubres, condenados a la muerte. El derrocamiento del capitalismo, el poder obrero y popular, la socialización de los medios de la producción, la planificación central, son las precondiciones del fin de la prehistoria- como señaló Engels- de la vida verdadera y feliz para la humanidad.


El capitalismo no puede ya mantener a sus esclavos asalariados. No puede pagar nuestras pensiones y jubilaciones, no puede dar empleos, no puede asegurar la salud y la educación, no puede salvaguardar la paz, ni siquiera puede proveer con éxito de alimento a la humanidad.


El comunismo si puede liquidar la explotación del trabajo asalariado. La conquista del poder por la clase obrera, la instalación de la dictadura del proletariado no significará la llegada de una nueva clase dominante al poder, el inicio de un nuevo sistema de la explotación, sino el fin de las condiciones de la esclavitud asalariada, la explotación, y de cualquier forma de opresión social.


Hay que acabar con la falsificación

Por eso tanta histeria anticomunista, por eso tanta difamación y silencio, por eso tantos, tantísimos ataques contra un país que quisieran olvidado para siempre. Pero no se ha tratado simplemente de mutilar o deformar los libros de historia a conveniencia. Se trata de una guerra a muerte contra todos los que sostienen la salida socialista para la clase obrera, para los pueblos.


En América se acusa de terroristas a los que levantan esta bandera, el grado más extremo es Colombia, donde además de una multimillonaria campaña propagandística en su contra se llega a bombardear con toneladas de explosivos a los campamentos del Partido Comunista en armas.


En Asia, África y Europa se ilegaliza a varios Partidos Comunistas, castigando con prisión a quien use sus símbolos. En Europa, con la teoría del totalitarismo se ha llegado a calumniar al comunismo equiparándolo con su enemigo el fascismo, que es la dictadura terrorista y abierta de los explotadores. Inclusive se castiga con prisión al que ponga públicamente en duda tan aberrante versión.


Llamamos a que se estudie científicamente la historia, que se busquen respuestas para la salida favorable a los pueblos y no a los monopolios. ¡Que se acabe la falsificación! ¡Basta de las mentiras de quienes nos oprimen y explotan!


Veinte años después, el único fracaso evidente es el del capitalismo, los costos para la humanidad y la naturaleza son tan elevados que la única alternativa es luchar por lo nuevo, por el comunismo que es la juventud del mundo.


Llamamos a la clase obrera, a la juventud trabajadora, a la mujer trabajadora para que sin dilaciones cumplamos nuestro deber histórico de ser los enterradores del capitalismo, poniendo fin a la explotación del hombre por el hombre. ¡Qué tiemblen las clases dominantes!

 


¡Proletarios de todos los países, Uníos!

Comité Central del Partido Comunista de México

Partido Comunista de Mexico

El Comunista