19 | 03 | 2024

 

Por Ismael Patricio


Dentro del movimiento político de izquierda a lo ancho del globo terráqueo existe una gran ambigüedad del concepto fascismo, caracterizando así a cualquier cosa de rasgos violentos y represivos. En México muchas agrupaciones políticas le dicen fascista al Estado, cuando realmente, no lo es.


Pero, ¿qué es el fascismo?

En el VIII pleno de la Internacional Comunista fue considerado de esta manera: “la dictadura terrorista descarada de los elementos más reaccionarios, mas chovinistas y más imperialistas del capital financiero”.


Por su parte, Jorge Dimitrov señala que el fascismo ha salido a la ofensiva en el periodo de crisis para salir de ella expoliando la fuerza de trabajo de los trabajadores, cargando toda la crisis sobre ellos.


El fascismo intenta resolver el problema de los mercados, mediante el reparto del mundo, por la vía de la guerra. Intenta atajar el crecimiento de los movimientos revolucionarios de los obreros y los campesinos.


Algo muy característico es que reflejan una debilidad del proletariado, desorganizado y paralizado, con la política de colaboración de clases por parte de la socialdemocracia, al tiempo que reflejan el miedo a la unidad de la lucha de la clase obrera, pues la burguesía ya no puede mantener el estado con sus métodos anteriores y tiene que recurrir al terrorismo.


El fascismo no es un poder que esté por encima de las clases, como lo declararon varios socialdemócratas (Otto Bauer), ni el poder de la pequeña burguesía ni del lumpeproletariado sobre el capital financiero. Es el ajuste de cuentas terrorista contra los obreros, los campesinos y los intelectuales y en política exterior es el odio más bestial contra los pueblos.


El avance del fascismo y la propia dictadura fascista, se desarrolla de diferentes formas según las condiciones históricas, ahí donde existe cierta legalidad de los partidos burgueses y socialdemócratas, los fascistas no cuentan con una amplia base de masas, y la disputa entre grupos fascistas es grande. En otros países, donde se teme la revolución, se establece un monopolio político, intensificando el terror y el ajuste de cuentas contra los demás grupos políticos, y para mejorar el control de su dominación, crea una burda falsificación del parlamentarismo para encubrir su terrorismo.


El ascenso del fascismo al poder no es un simple cambio de poder burgués, sino la sustitución de la democracia burguesa, por la de la dictadura terrorista abierta. Pero el fascismo no llega cuando un día determinado lo pone un grupo de capitalistas financieros, sino que existen etapas preparatorias para que éste llegue al poder, y los gobiernos adoptan medidas que facilitan su ascenso, nos aclara Dimitrov: “todo aquel que no luche contra el fascismo en esta etapa preparatoria no podrá detener la victoria del fascismo, al contrario lo facilitaría”.


El fascismo ha logrado atraer a las masas porque se apega a sus necesidades y exigencias más candentes, especula con los mejores sentimientos de las masas, con el de la justicia y a veces con el de la revolución, el ejemplo más claro es el fascismo alemán, que utilizaba el atractivo nombre de socialista, pues los obrero y las masas veían en él, el futuro, muchos mantienen un programa anticapitalista, contra la explotación, pero son en realidad la potencialización de ella.


El fascismo crea las contradicciones para su derrocamiento, ya que todas las promesas se quedan en palabras y las masas trabajadores que creían en él se ven alejadas, sobre todo cuando se les mantiene en condiciones de explotación más duras, como lo fueron los campos de concentración de los nazis o la crueldad de la tortura en los sótanos de la Gestapo. No supera las contradicciones de clase si no la agrava.


Al contrario del monopolio político de los comunistas que representan a la mayoría, pues representan a los intereses de las amplias masas trabajadoras del 90% de la población, los fascistas representan el interés del aproximado 1% de la población es de decir de los ricos y poderosos capitalistas.


El estado mexicano no reprime a las organizaciones políticas a tal grado de crear un monopolio político, a pesar de que existe una sola política, la de los monopolios, existe una cierta libertad de expresión, ya que si fuera así, el PCM, y otras organizaciones, estuviésemos en la clandestinidad, existen desaparecidos y presos políticos pero esta violencia estatal es implementada hasta en las más grandes democracias burguesas, pues siempre intentaran defender sus intereses.


Otro punto fundamental es que el Estado mexicano no cuenta con un movimiento de masas que lo respalde, aun que comienzan a existir minúsculas agrupaciones de tendencia halterista que comienza a organizarse pero que no representa ningún peligro (por ahora).


A todos los que lloriquean porque existe fascismo en México, un fascismo contemporáneo, les pedimos vayan a Ucrania donde el gobierno de Svoboda utiliza el terrorismo como táctica política, quemando a los comunistas como sucedió en la casa de los sindicatos; donde mueren horcados los que no piensan igual; donde son bombardeadas las viviendas de los que son de otra raza, para que comprenda que es en verdad el fascismo.


Promulgar la idea del fascismo, nos llevaría a una política errónea, pues tendríamos que cambiar nuestra estrategia del frente anticapitalista, antiimperialista y antimonopolista. La construcción del socialismo en México, por la del frente único antifascista, que sería la coalición con todas las fuerzas democráticas, para erradicar el fascismo y traer de nuevo la democracia burguesa.


Partido Comunista de Mexico

El Comunista