19 | 03 | 2024

“El principio de la crítica y la autocrítica”



Por Laura Quintero.

"Hoy conocemos nuestras tareas mucho más clara,

concreta y palmariamente que ayer;

no tememos señalar abiertamente nuestros errores,

para corregirlos"[1].

La crítica y la autocrítica se vuelven para los comunistas una obligación permanente, los verdaderos comunistas hacen de ellas instrumentos indispensables en el proceso de formación integral de cada militante que haga posible avanzar en la batalla de las ideas y de la práctica.

Resulta común encontrar personas y organizaciones que se asumen revolucionarias, pero que al mismo tiempo son incapaces de asumir sus errores, de ejercer una crítica o una autocrítica severa a los mismos. El camarada Lenin enfatizó en la importancia de una "actitud crítica con los propios errores", sólo de esa manera sería posible mejorar, y avanzar. Las críticas hacia los oportunistas y hacia cualquier corriente que se desvíe de los principios revolucionarios tienen que ser inflexibles, pero de la misma forma es necesario asumir la misma severidad para ejercer una autocrítica que enriquezca nuestra organización.

El ejercicio de la crítica y la autocrítica es una de las fuerzas motores que forjan a los militantes, y a través de ella se fomenta una participación activa con miras hacia el socialismo,  sin esto, pensarlo siquiera sería imposible. De acuerdo con el camarada Stalin “solo la autocrítica de los partidos proletarios, su instrucción y educación mediante el análisis de los propios errores podrían  formar verdaderos cuadros y verdaderos dirigentes de partido”[2].

Frente a un mar de partidos y organizaciones oportunistas, a quienes por supuesto es preciso señalar, una verdadera organización tiene la obligación de reconocer sus errores, este hecho no sólo le permitirá mejorar y avanzar, sino que también mostrará y determinará seriedad frente a las demás organizaciones oportunistas: “la actitud de un partido político ante sus errores es uno de los criterios más importantes y más seguros para juzgar la seriedad de ese partido y del cumplimiento efectivo de sus deberes hacia su clase y hacia las masas trabajadoras. Reconocer abiertamente los errores, poner al descubierto sus causas, analizar la situación que los ha engendrado y discutir atentamente los medios de corregirlos: eso es lo que caracteriza a un partido serio; en eso consiste el cumplimiento de sus deberes; eso es educar e instruir a la clase, y después a las masas”[3].

Para quienes suscribimos el marxismo leninismo como  la guía teórica y práctica de la revolución, asumimos también que el método leninista nos obliga a confrontar la demagogia de organizaciones oportunistas y desenmascararlas, de la misma forma es preciso saber reconocer los errores propios y ejercer la autocrítica, siempre que sea necesario.

A los jóvenes comunistas nos esperan incontables pruebas, tanto en el interior de la organización, como en el exterior. Sin embargo, sólo una verdadera formación hará que cada militante logré un temple que le permita ejercer el principio de la crítica y la autocrítica a cabalidad. Es obligación de todos los jóvenes comunistas aprender de las experiencias, reconocer los errores y aprender de ellos.

De tal forma la crítica y la autocrítica serán herramientas que abonen en la adquisición de una conciencia revolucionaria comprometida, puesto que ninguno que se diga comunista puede no ser crítico y  mucho menos incapaz de ser autocrítico.

 



[1] Lenin, V. Carta a un camarada. Obras Completas, tomo VI.

[2] Stalin, J. “Los fundamentos del leninismo”

[3] Lenin, V. “La enfermedad infantil”, v. t. XXV

Partido Comunista de Mexico

El Comunista